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domingo, 8 de mayo de 2016

El silabario para aprender a leer


Un anuncio de la Gazeta de México para el año 1800 informaba:

En esta ciudad de Veracruz, y en la Librería de Don Manuel López de Luna, se vende una nueva Cartilla para enseñar a leer a los niños, cuyo título es: Silavario metódico, ortológico y ortográfico, dispuesto por un aficionado al Magisterio.
Portada Silabario de Juan Antonio González de Valdés

Es la mejor producción que en su clase ha salido hasta ahora a la luz pública, pues los niños con solo conocer las letras del Alfabeto, hallándose en estado de no equivocar ninguna, en el corto tiempo de diez días, los mas lerdos, aprenden toda la parte primera del Silavario, y emprenden la lectura de cualquiera Libro sin aquel trabajo penoso del deletreo, que tanto os molesta sin adelantar ni progresar sino a fuerza de meses y años.

No se molesta el oído aquel detestable sonsonete o canción de las Amigas y Escuelas, que tanto incomoda a los Párvulos, a los Maestros y al Vecindario. A más de facilitar la prontitud en leer, se aprende a hacerlo con propiedad, y no de carretilla sin conocimiento de la acentuación y valor de cada letra. La segunda parte comprehende los sistemas para enseñar a leer, y la práctica que deben adoptar los maestros y maestras el sonido de las letras, formación de sílabas; y por último, trata de los acentos de las voces.

La experiencia ha acreditado en esta ciudad lo que va referido con un niño que escasamente conocía las letras, y a los ocho días útiles (sin estudiar mas que las mañanas) concluyó el Silavario, y se le puso a leer seguidamente en el Catón; que va concluyendo con solo mes y medio que hace se le separó de la Amiga.

Las “amigas” eran lugares donde mujeres de confianza para los padres, que por lo general tenían escasos conocimientos y dificultades económicas, ofrecían cuidado y educación a un reducido número de niños y niñas de muy temprana edad (antes de las escuelas de primeras letras que eran regentadas por maestros).

En los años de finales del siglo XVIII y principios del XIX era común en algunas ciudades españolas y sus reinos, que se abriesen “amigas” (algunas con licencias) para el cuidado y educación de niños y niñas.

En la “amiga”, el método de lectura para aprender era memorizando y deletreando en grupo, un sistema que se interpretaba poco efectivo y  que con los “silabarios”, ya hacía años, se intentaba hacer más racional.
Silabario de Juan Antonio González de Valdés

Los silabarios estaban destinados a la enseñanza inicial de la lectura, por lo que se constituían en un libro que contenía listados de sílabas sueltas y  palabras divididas en sílabas.

Para el año 1800 silabarios destacados para aprender las primeras letras en Nueva España era el “Silabario metódico, ortológico y ortográfico” de Pedro de Coca y Bermúdez y en España el “Silabario teórico práctico” de Juan Antonio González de Valdés.


En estos tiempos hemos sustituido las “amigas” por guarderías y los antiguos silabarios por ilustradas y coloridas cartillas para aprender a leer.


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